¿Qué sucede cuando alguien pone todo un campo de pensamiento y acción “en automático”? ¿O incluso toda su vida? Aquí están, entonces, los “mecanismos” mentales, que minan el poder de elección de un individuo y cómo detectarlos tanto en uno mismo como en los demás. Y ésa es una capacidad crucial, ya que, del mismo modo que una máquina real puede irse fuera del control, también pueden hacerlo los mecanismos mentales. Por suerte, uno puede hacerse con el control de la “maquinaria” de la mente y de, hecho hacerse con el control de su propia vida.
Leer MásSi fueras a devolver algo de vida a la sociedad, si fueras a recomponer la sociedad otra vez de forma que tuviera algún deseo de sobrevivir, si hicieras que la vida fuera un poquito mejor, todo lo que tendrías que hacer realmente sería poner al Hombre un poco más en control de sus acciones y reacciones. – L. Ronald Hubbard
Todo el mundo ejecuta ciertas tareas rutinarias en forma automática. Conducir un coche sería realmente difícil si uno tuviera que pensar de nuevo en cada diminuto procedimiento. Pero, ¿qué sucede cuando alguien pone todo un campo de pensamiento y acción “en automático”? ¿Su educación, por ejemplo? ¿O su trabajo? ¿O incluso toda su vida?
Las respuestas están aquí, y abren un punto de vista completamente nuevo respecto a la mente. En la medida en que un individuo se ha retirado de la participación en algún área de la vida, se sustituye a sí mismo con un mecanismo mental automático. Aquí, entonces, están los mecanismos mentales, y exactamente cómo minan el poder de elección de un individuo. Con el propósito de devolverle ese poder, L. Ronald Hubbard detalla cómo esos mecanismos pueden reconocerse dentro de los pensamientos, acciones y conversación de la persona, y así detectarlos en uno mismo y en otros. Y esa es una capacidad crucial. Ya que, del mismo modo que una máquina real puede desembarazarse del control de su operador y comenzar a andar fuera de control, también pueden los mecanismos mentales. Cuando eso sucede, ¡cuidado! Pues al controlar patrones de comportamiento completos, las “máquinas” pueden de hecho privar a un individuo de su capacidad para pensar y actuar por sí mismo, sin que él siquiera lo sospeche.
Por fortuna, aquí hay un remedio y se basa en lo que el señor Hubbard llama “el eje más central de la existencia”, que cada ser viviente posee y ante el que ningún mecanismo mental puede oponer resistencia. Por lo tanto, uno puede hacerse con el control de la maquinaria de la mente y, al hacer eso, de hecho hacerse con el control de su propia vida.