Con tecnología extraída directamente de Los Factores, he aquí una conferencia con una magia especial, proporcionando la respuesta a una pregunta sobre la que los thetanes reflexionan cada uno de sus infinitos días: ¿otorgar beingness o no otorgar beingness? Detallando el drama de cómo un thetán otorga beingness y luego lucha en contra del beingness que ha otorgado, L. Ronald Hubbard examina todas las consecuencias del problema. Aquí entonces, hay verdades vitales no sólo para los auditores, sino para cada scientologist, y todas contenidas en lo que él llama: “lo más magnífico que puede hacer un thetán”.
Leer MásEstamos hablando de lo que la vida hace mejor: agita su varita mágica y dice: ‘sé’ o ‘vive’ o ‘existe’ y las cosas lo hacen. Y eso es lo que la vida hace.– L. Ronald Hubbard
Con tecnología extraída directamente de Los Factores, he aquí una conferencia con una magia especial, una conferencia que L. Ronald Hubbard consideró tan crucial que hizo que se duplicara y enviara a todos los auditores. Pues aquí está la respuesta a una pregunta sobre la que los thetanes reflexionan cada uno de sus infinitos días: ¿otorgar beingness o no otorgar beingness?
Al detallar el drama de cómo un thetán otorga beingness y luego lucha en contra del beingness que ha otorgado, el señor Hubbard examina todas las consecuencias del problema. Al crear su futuro instante a instante, un thetán otorga beingness en una innumerable cantidad de formas: al universo MEST, a sus propias creaciones, a otra vida e inclusive a su propia línea temporal. Ya que otorgar beingness no es algún talento extraño o destreza especial, sino una habilidad natural que cada ser posee en un grado ilimitado. Y mientras L. Ronald Hubbard explora su ámbito infinito de funcionalidad en auditación, arte y el vivir, ilustra cómo la vida le da la bienvenida a aquel que otorga beingness y trata con desdén a aquellos que no lo hacen.
Aquí, entonces, hay verdades vitales no sólo para los auditores, sino para cada scientologist. Pues esto es nada menos que la esencia misma de la vida, y toda contenida en lo que Ronald llama “lo más magnífico que puede hacer un thetán”.